Jacques Offenbach (nacido Jakob Eberst Offenbach, Colonia, Confederación Germánica, 20 de junio de 1819-París, Francia, 5 de octubre de 1880) fue un compositor, violonchelista y empresario naturalizado francés y de origen alemán.[a] Fue una poderosa influencia en los compositores posteriores del género de la opereta, en particular Johann Strauss (hijo) y Arthur Sullivan. Se realizaron nuevos montajes continuos de sus obras más conocidas durante el siglo XX y muchas de sus operetas continúan representándose en el XXI.
Nacido en Colonia, hijo de un judeoalemán que ejercía de jazán de sinagoga, mostró temprano talento musical. A los 14 años, fue aceptado como estudiante en el Conservatorio de París, pero descubrió que los estudios académicos no le satisfacían y se marchó después de un año. De 1835 a 1855 se ganó la vida como violonchelista, donde alcanzó fama internacional, y como director de orquesta. Su ambición, sin embargo, era componer piezas cómicas para el teatro musical. Al ver que la dirección de la compañía Opéra-Comique de París no estaba interesada en representar sus obras, en 1855 alquiló un pequeño teatro en los Campos Elíseos. Allí presentó una serie de piezas propias de pequeño formato, muchas de las cuales se hicieron populares.
En 1858, produjo su primera opereta de larga duración, Orfeo en los infiernos, que fue excepcionalmente bien recibida y sigue siendo una de sus obras más interpretadas y reconocidas. Durante la década de 1860, produjo al menos dieciocho operetas de larga duración, así como más piezas en un acto. Sus obras de este período incluyen La bella Helena (1864), La vida parisina (1866), La gran duquesa de Gérolstein (1867) y La Périchole (1868). El humor atrevido (a menudo sobre intrigas sexuales) y, en su mayoría, sutiles púas satíricas en estas piezas, junto con la facilidad de Offenbach para la melodía, las hizo conocidas internacionalmente y las versiones traducidas tuvieron éxito en Viena, Londres y otros lugares de Europa.
Se asoció con el Segundo Imperio francés de Napoleón III; el emperador y su corte fueron genialmente satirizados en muchas de sus operetas. Napoleón III le concedió personalmente la ciudadanía francesa y la Legión de Honor. Con el estallido de la guerra franco-prusiana en 1870, perdió el favor de París debido a sus conexiones imperiales y su origen alemán. Sin embargo, siguió teniendo éxito en Viena y Londres. Se restableció en París durante la década de 1870, con nuevos montajes de algunas de sus obras anteriores y una serie de obras nuevas, y realizó una popular gira por Estados Unidos. En sus últimos años se esforzó por terminar Los cuentos de Hoffmann, pero falleció antes del estreno de la ópera, que ha entrado en el repertorio estándar en versiones completadas o editadas por otros músicos.